jueves, 14 de agosto de 2008

¿CÓMO UN ARQUITECTO VIVE LA ARQUITECTURA? [DANIELA GÓMEZ TOBÓN]

Existen diferentes maneras de aproximarse a la Arquitectura con el fin de vivirla. A nosotros como arquitectos nos interesan particularmente dos puntos: la percepción racional y la percepción sensible. Estos dos puntos difieren en los procesos cognoscitivos y en los resultados. A pesar de esto, ninguno es más importante que el otro; simplemente tienen puntos de partida y de llegada muy diferentes. “Un biólogo, por ejemplo, no se enfada con las bacterias cuando no se ajustan a las previsiones de su experimento. Sin embargo, Miguel Ángel golpeaba con su martillo a la escultura de Moisés que estaba esculpiendo gritándole “¡Habla!” porque se implicaba con todo su ser en su trabajo”1. Pero estos son ejemplos de los dos extremos, en cambio un arquitecto constantemente se debate entre la razón y el sentimiento tratando de encontrar el punto donde se cortan para así percibir el arte.
Cuando un arquitecto esta de paseo procura visitar los lugares más representativos de la ciudad en la que se encuentra para apreciar su arquitectura; prefiere recorrerla caminando para dejarse hipnotizar por su atmósfera, luego cuando encuentra un edificio que capte su atención, se detiene frente a él para admirarlo sin ningún afán; si puede lo recorre en su interior para participar de su configuración espacial, olvidándose del tiempo y simplemente dejándose guiar por sus formas y movimientos. Posteriormente recorre su exterior para ver la relación que éste tiene con su entorno y así comprende el papel que cumple dentro de la ciudad y que le puede brindar a sus habitantes.
Ya cuando se ha dejado llevar netamente por sus sentimientos y su espíritu ha vibrado al observarlo, se dispone
a analizarlo con precisión; comienza tomando distancia para poder contemplarlo bien, agudiza sus cinco sentidos para ser objetivo con el análisis y así fragmentarlo poco a poco para ver las relaciones que hay entre sus partes y después concluir que tan armónicas o disparejas son; estudia su material, su composición, la distribución de sus elementos constitutivos y finalmente da una evaluación global del edificio reconociendo sus potenciales y falencias.
Se recurre a esta anécdota porque muestra claramente como se aproxima un arquitecto a un edificio y como logra percibir el sentido de éste si fusiona perfectamente su percepción racional y su percepción sensible para producir la emoción artística.

Como señala Gabriel Javier Ferrándiz, cuando pensamos y sentimos la belleza a la vez, se produce el milagro del arte, un sentimiento casi electrizante que nos hace vibrar en un acorde absoluto y permite dejar atrás esa doble interpretación para aliarse al contemplar un objeto artístico.2
Personalmente recurro más a la parte sensible que a la parte racional para vivir la arquitectura, primero me dejo llevar por los sentimientos primarios que el edificio produce en mi, dejándome cautivar por sus formas, colores, olores y sabores, enamorándome completamente de él. Sin ese enamoramiento no me sería posible analizar la parte racional de la arquitectura porque me quedaría manipulando aspectos simples, cuantificables y generalizables que nos serían muy útiles para nuestro conocimiento pero que no me harían verdaderamente feliz. “La inteligencia aclara lo que la sensibilidad recubre. La sensibilidad es la única que recogiendo los anhelos circundantes puede dar forma a nuevas estructuras constructivas y mecánicas”3. Así me doy cuenta que no se debe dejar atrás esa virtud de dejarse cautivar por la belleza del edificio pero que no se le debe dar más importancia que a la parte racional porque sin ésta no se podría hacer una evaluación objetiva del edificio y se quedaría en la parte más subjetiva dejando atrás el conocimiento lógico que si se potencializa junto a el enamoramiento se puede descubrir el arte que se esconde detrás del edificio.

DANIELA GÓMEZ TOBÓN


1 CALDUCH, Juan. Temas de Composición Arquitectónica: Razón, Racionalidad, Racionalismo. Alicante: Editorial Club Universitario, s.f. p.9.
2 JAVIER FERRÁNDIZ, Gabriel. Apolo y Dionisos. El Temperamento de la arquitectura moderna. Barcelona: Ediciones UPC, 1999. p.3.
3 ANASAGASTI, Teodoro de. Enseñanza de la Arquitectura. Cultura Moderna, Técnico Artística. Madrid: Caipe, 1923. p.120.

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