Toda esta idelogía trasciende a la arquitectura, permeándola de todos estos valores pero reintempretándolos no en el cuerpo sino en el edificio. Es así como encontramos una arquitectura hedonista donde la fachada se convirete en la protagonista del edificio; se "maquilla" y se llena de ornamentación dando la impresión de ser la carta de presentación al edificio, generando una primera impresión netamente visual que trasmite sensaciones al observador de ésta.
Se observa como en la fachada de esta vivienda, los balcones se convierten en todo un jardín, donde la dueña sale cada mañana a regar sus "maticas" para que el sol no las mate, generando su propio espacio, conpensando la ausencia de un espacio verde y asi reinterpretando un nuevo jardín que para ella es muy efectivo, manejable y además muy bonito.
El acceso a esta vivienda es oscuro y estrecho, y sus habitante quisieron hacer de éste un lugar más ameno, por esta razón crearon un mosaico con el enchape en las escaleras de acceso, que combinara perfectamente con los colores de las paredes; así vemos como la artesanía, los colores y las diferentes texturas toman protagonismo para "ambientar" el acceso a la vivienda como punto clave de recibimiento.
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